lunedì 7 luglio 2014

La locura por la erótica de los delincuentes.La historia de Jeremy Meeks y su foto policial ha revolucionado internet. ¿Es peligroso el fenómeno de promover el atractivo de la violencia?

A tenor de la locura desatada en las redes sociales la última semana, si Internet fuese un jurado, Jeremy Meeks, el 'delincuente más atractivo de Internet', habría sido liberado sin cargos y sacado a hombros de prisión ipso facto. Casi 200.000 fans en su página de Facebook lo corroboran, así como los 4.500 dólares (y subiendo) que su madre ha conseguido recaudar hasta ahora para su liberación. Qué más da si el joven de 30 años ha sido arrestado por robos y posesión de armas y la policía de su ciudad asegure que es "uno de los delincuentes más peligrosos de la zona", con un amplio historial delictivo por pertenecer a la banda Northside Gangster Crips. Los internautas, aliados bajo el hashtag #FreeJeremyMeeks, creen que un hombre tan guapo no merece estar entre rejas y debería reconducir su carrera a la de modelo, como prueban la multitud de 'memes' que se han creado imaginando que protagoniza campañas para Givenchy, Dolce & Gabbana o Hugo Boss. Por ahora, anda bastante lejos del millón de dólares que se ha fijado como fianza para su liberación.


El 'efecto Meeks' no soprende a nadie. Tal y como destacó Think Progress a propósito de este caso, un estudio ya lo predijo en 1975: la gente atractiva recibe mejor tratamiento en el sistema legal estadounidense. En 2007, los británicos también evidenciaron que los presos 'feos' tenían más posibilidades de ser declarados culpables en un juicio. Para los que vivan alejados del fenómeno viral de los últimos días, pongámonos en situación: el pasado 19 de junio la policía de Stockton (California, EE UU) cuelga en su página de Facebook la foto de un delincuente detenido en una operación policial contra una banda que había perpetrado robos y tiroteos en la zona. 




El 'mugshot' (foto de la ficha policial) de Jeremy Meeks se expande y comparte por la red a un ritmo vertiginoso. La noticia del delincuente 'sexy' da la vuelta al mundo e Internet se vuelve loco. A día de hoy, acumula más 90.000 'me gusta' y algunos comentarios a propósito de su foto son tan explícitos y delirantes como "Oh, dios mío, el puede robar mi casa y asaltarme cuando quiera", "¡Viólame!" o Madre santa! ¡Virgen la Cayosa! ¡Cristo parado!... ¡Dios mío! ¡Qué cosa mas linda! ¡Qué guapo, chulo, bello, hermoso y papito está! ¿Por qué Diosito no me ha castigado con un hombre así? Ay...". ¿No se está cruzando una delicada línea al idolatrar a un hombre cuyo historial delictivo demuestra que pertenece al crimen organizado? ¿En qué momento el atractivo de una persona puede librarle de todos sus crímenes?



La erótica de la delincuencia no es algo nuevo. Ahí están las groupies de Ted Bundy (asesino en serie responsable de asaltar y matar únicamente a mujeres), Charles Manson (responsable de idear múltiples asesinatos, entre ellos el de Sharon Tate) o la devoción virtual que todavía inspira Lewis Payne, implicado en la conspiración por asesinato de Lincoln. Quizá la problemática de hoy en día radique en que la red sea la responsable de aupar y alentar este tipo de fenómenos.




Buzzfeed, la web que se ha comido internet, publica periódicamente listas con fotos de fichas policiales y hombres atractivos. Una de ellas, titulada 13 'mugshots' de los tíos más hot que han sido arrestados acumula casi un millón y medio de lecturas. El Tumblr Hot and busted (buenorro y cazado) se dedica a rastrear las páginas policiales a la búsqueda de criminales con una belleza inusual. Y no todo son historias de locuras momentáneamente colectivas en torno a una cara bonita. Meagan Renea McCullough, una residente de Florida que fue arrestada por conducir borracha en 2010, vio como la foto de su ficha policial se convertía en el meme 'Attractive convict' y su foto comenzó a viralizarse en 2012. Tras denunciar acoso y tener que bloquear a usuarios en las redes sociales, la cosa acabó en juicio el pasado mes de febrero, cuando McCullough (que ahora se ha cambiado el nombre) llevó a los tribunales a una empresa que rastrea el pasado de personas en internet por utilizar sin su consentimiento su foto policial para publicitarse.




El periodista de cultura pop Chris Ostendorf reflexionaba sobre el 'fenómeno Meeks' en un artículo de opinión hace unos días en el Daily Dot y analizaba cómo la ficción televisiva ha conseguido idealizar  y encandilar a la audiencia con criminales como Tony Soprano o las mujeres de Orange is the new black (aunque esta última serie la ponía como excepción frente a décadas en las que la femme fattale había reinado en pantalla).  




"La complicación que surge hablando del atractivo de verdaderos criminales, sobre todo masculinos, consiste en que sus rasgos físicos a menudo son usados como una excusa justificar su comportamiento. La sexualidad casi siempre concede el privilegio, pero dependiendo la naturaleza de los delitos de un criminal dado, aquel privilegio puede ser una frontera peligrosa", destacaba. Una cosa es idolatrar a un criminal ficticio al que no le importa matar pero que extrañamente vive encariñado con los patos de su piscina y otra es endiosar al criminal más peligroso de la ciudad. 

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